En busca de nuestro sitio…

En busca de nuestro sitio…

Como en otros muchos ámbitos de nuestra vida, encontrar la casa o el espacio adaptado a nuestras expectativas deberá ser un proceso que debe tomarse con gran consideración. El lugar donde vivimos, cuyo espacio disfrutamos, sea personal, profesional o por “ocio” tiene una influencia directa sobre nuestro estado de ánimo.

Pongamos por ejemplo que marchemos unos días de vacaciones y alquilamos una casa o un apartamento para la estancia. Si el espacio donde estamos, refleja un orden, una estética esmerada, una atención a los “detalles”, nuestra estancia será totalmente diferente que sí nos encontramos en un lugar desordenado, con poco sentido estético y evidentemente poco práctico.

Por tanto, cuando pensamos en nuestra casa, la sensación deberá multiplicarse, porque es donde pasamos más tiempo y es un símbolo de una parte muy íntima nuestra.

Lo primero que tengo en cuenta cuando visito un espacio, es la sensación que me provoca en el interior. Sensación donde se mezcla en un momento, la luz que entra, las posibilidades de los espacios y en el silencio. Cuando hablo de luz, me refiero a la luz del día, me fijo en qué puntos tienen más luz solar y cómo a la larga puede afectar al diseño del espacio interior. Por el silencio, me refiero a cuáles son los ruidos de alrededor, los que vienen tanto del exterior como los del mismo lugar. Es un conjunto de sensaciones que condicionan el futuro de estar a gusto en un espacio.

Así comienza un proyecto, un diseño: al intentar escuchar lo que nos transmite.

Estos elementos nos llevan a empezar a perfilar las posibilidades del espacio. Evidentemente que tenemos condicionantes técnicos, pero es importante
proyectarnos dentro, como si ya estuviéramos e intentar ver si nos encontraremos a gusto o no. Por este ejercicio, es esencial conocernos muy bien.
Saber cómo somos y cómo nos gusta vivir para dar forma a este espacio para hacerlo nuestro.

Lo mismo ocurre con un espacio dedicado a un negocio, a un lugar donde trabajamos. Hay unas premisas que debemos respetar porque van de la mano con el buen funcionamiento o rendimiento. Reglas psicológicas de compra en las que colocar los productos, recorridos, etc.

Elementos estratégicos que van conjuntamente con el estudio del espacio.

En cualquier caso, y hablo sobre todo por los espacios más personales como pueden ser un hogar, crear nuestro espacio no va con la obligación de hacerlo en una sola vez si no se tiene claro. Hay una riqueza, una emoción en irlo haciendo paulatinamente. Analizar bien si lo que queremos/imaginamos puede convenirnos a la larga, si refleja nuestra manera de ser y vivir para encontrarnos lo más a gusto posible. Es uno de los motivos por los que planificar a base de planos, croquis e imágenes virtuales puede ayudar en la tarea.

Así pues, cuando encontramos nuestro sitio, debemos resentir que será nuestro sitio, y visualizar que estamos. Hacer una búsqueda esmerada de cómo tendremos que plasmar materialmente nuestra mejor manera de vivir, como una simbiosis entre él y nosotros mismos.

La idea de una casa es subjetiva

Implica conocer a las personas

Nace la idea, después las adaptaciones.